miércoles, 27 de octubre de 2010

Mi Triki

Mi monstruito de las galletas no para de comer. No galletas -galleta caca-, todo lo demás del mundo...
Siempre ha sido muy ansiosa, pero ahora más. Los dientes ¿?.

Cuando era más pequeña, tenía la sensación de que se aburria, necesitaba muchos estímulos. Ahora, su principal objetivo es llevarse algo a la boca. Cuando jugamos, ella solo presta atención si el objeto puede ser "comestible".

Todos mis esfuerzos por intentar que fije la atención en un juguete, en una acción, en un sonido, son en vano. Solo quiere morder o chupar o probar. Sé que así ella explora el entorno, pero me gustaría que ya empezara a interactuar con él. A entender las relaciones causa-efecto más sencillas.

Confío en la naturaleza y en que cada niño evoluciona de modo diferente -y ella siempre me ha marcado muy bien los ritmos-, pero siempre me ha interesado la estimulación temprana como una herramienta para aprovechar su capacidad de aprendizaje en beneficio de su desarrollo.

Por tanto, dado que mis actuaciones han sido siempre las mismas, he llegado a la conclusión de que tengo que modificar la forma de estimular en esta etapa.
Las repeticiones han surtido efecto físicamente. Ella se mantiene perfectamente sentada, durante mucho tiempo. Se tumba y cambia de posición de forma ágil y rápida -pese a su peso-, levanta el culete previo al gateo. Su desarrollo motor no es el problema. Su coordinación y respuesta es lo que me interesa trabajar.

Entonces, el objetivo es que ella consiga atender sin despistarse con chuches en potencia.
Pues bien, he encontrado -bueno ya lo tenía, pero no le daba ese uso- la herramienta que me ayude a conseguirlo. El portabebé.

Voy cargada con ella -a la espalda- al hacer las cosas de casa que creo pueden serle útiles. Friego los cacharros, por ejemplo: ella ve como coloco los platos, pequeño, mediano, grande.
Tiendo la ropa e ideo juegos con las pinzas de colores: las saco y las meto de la cesta. Además "le cuento" lo que hago y le invito a que ella pruebe. ¡Y le interesa! ¡Y me escucha!¡¡Sin querer comerme!!

Ella vive y ve así desde mi altura y perspectiva el mundo. Y yo hago mi vida lo más normal que puedo tratando de ver el mundo como lo hace ella.

Qué interacciones más bellas. Irreemplazables.



CLC.

martes, 19 de octubre de 2010

¿Qué me toca de Celia? Ralladas de una madre con excedencia laboral


Me he puesto a reflexionar acerca de esta pregunta.

Soy tan absorbente - yo lo llamaría madre- con mi niña, que alguien de mi familia, desesperado por mi acaparadora forma de criar, gastó su último cartucho lanzándome la preguntita.
Tienen razón, pero no puedo evitarlo. Ni quiero.

Hoy he tenido que ir -casi hasta Etiopía- al registro para pedir una partida de nacimiento. En el camino me ha dado tiempo a hacer las particiones:

-Dios nos ha enviado el regalo entero, que es Celia. Por tanto 100% para Dios.
-Papá y Mamá, tienen una mitad cada uno.
-Mis padres, tienen un cuarto de mitad cada uno. Mis hermanos, que son tres, tienen un tercio de cuarto de mitad cada uno de cada cuarto de mitad de mis padres.
-Mis suegros, tienen un cuarto de mitad cada uno igualmente. Mis cuñados, que son dos, tienen también un tercio de cuarto de mitad. Sé que aquí hay tres partes y son sólo dos hermanos. Pero Hacienda se lleva una parte y he decidido ponerlo en el lado de la mitad de mi marido que gana más.

Ya tengo respuesta para cuando me vuelvan a preguntar.


CLC.

lunes, 18 de octubre de 2010

Tres historias cómicas de semicolecho y una de lactancia al aire

Puede que si el colecho hubiese sido desde el principio hasta el final de la noche, estas historias no tuvieran lugar. Pero Celia ocupa mucho espacio, se mueve mucho -desde bien pequeña- y me hace las noches bastante incómodas.

Comenzamos a dormir los 3 juntos porque tanto para los cólicos como para la teta es infinítamente más cómodo. Pero cuando los cólicos cesaban y/o al ratito de mamar se dormía, a veces la pasaba a su cuna. El problema ha venido con ese "a veces". A esto le añadimos cansancio y estado casi comatoso cuando nos despertamos por la noche. En mi caso, esto es exageradíiisimo.

  • Situación número uno:

Como de costumbre, estoy durmiendo con una pierna enrollada en la sábana. Me muevo y noto una ligera resistencia. Tiro más y la resistencia aumenta progresivamente hasta que de repente mi marido exclama: ¡La niña, la niña!
Asustadísima, enciendo la luz y compruebo que Celia duerme plácidamente en su cuna. Miro a Manuel y veo cómo, con una ternura de revista, protegía un gran ovillo de sábana. Tiro de la sábana y él agarra el ovillo con más fuerza... seguía con los ojos cerrados. Ante esa escena, fue inevitable espetar la carcajada más grande que recuerdo desde que tuve a Celia.

  • Situación número dos:

Celia es tan silenciosa durmiendo, que tengo que acariciarla para comprobar que todo está bien. Una día, una de esas caricias nocturnas tuvo como destinatario a su señor padre. Él, animado con la situación, procedió devolverme tal muestra de cariño. Blanco como la leche se quedó cuando de un salto me levanté de la cama, como una loca, gritando: ¿qué haces? ¡¡¡¡has aplastado a la niña!!!!
Se arropa y me da la espalda refunfuñando: Celia está tranquilita con sus tres dimensiones en la cuna.

  • Situación número tres:

Ya está empezando a refrescar y, en alguna noche más fría, he tenido que encender la calefacción del dormitorio. El problema es que a mitad de la noche el calor se hace insoportable. Tengo miedo de que la niña sude y la destapemos accidentalmente, pudiendo provocar algún resfriado innecesario. Nuevamente, la oscuridad juega con mi corazoncito haciéndome creer que toco a mi hija.
- Manuel.
- ¿Qué?
- La niña está sudando.
- Creo que lo que estás tocando es mi cara.
- Uhhmmmm, pásame el número de tu esteticista, tienes el cutis increiblemente suave.
- Es que me he afeitado...


En cuanto a la lactancia al aire, lo incluyo en esta entrada porque tiene que ver con el sueño profundo del que apenas salimos -ejem, salgo- en los continuos despertares nocturnos que llevamos "padeciendo" desde hace cinco meses y medio.
Tras estas líneas dedicadas a excusarme, paso a comentar a qué me refiero.

He llamado lactancia al aire a esa tetada que, por un lado mi hija se imagina y, por otro, yo siento, pero ninguna de las dos estamos en contacto.
Sí, esta es la imagen que un día descubrí. Mi teta goteando y, a treinta centímetros, mi hija, de lado, moviendo la boca como un pez. Tragando incluso. Creyendo que mama. Y yo, creyendo que alimento.


CLC.

miércoles, 13 de octubre de 2010

12 de Octubre de 2010

¡Qué emoción mi amor! todos los días nos das una sorpresa, pero la de ayer fue especial...

Tú no parabas de mordisquear el dedo de papá y, de pronto, su cara cambió, como la primera vez que te sintió en mi barriguita.
Todavía eres muy pequeña y no lo conoces como yo, pero verás como pronto te haces una idea de esos "cambios de tercio gestuales"... Suelen ir acompañados de una alegría.

Y ahí estaba mi alegría: ¡¡un diente!!

Mi niña, ¡cómo va esto de rápido! cada día estoy más orgullosa de tí... me pregunto si algún día podré llegar a explotar por todas las sensaciones que me estas haciendo vivir.

¡Enhorabuena princesa!


CLC

jueves, 7 de octubre de 2010

La noche es joven



Y tan joven. Solo tiene 5 meses la reina de la noche. Parece que tengo anfetaminas en la leche. No sé por qué se activa tanto. Tampoco sé por qué unas noches sí y otras no...
En fin, un poquito de medicina y listo - mimos y teta-, el tiempo hará el resto.



CLC.