Es como mi primera vez.
¡Qué extraña sensación la de despertarme con el pijama en su sitio!
Toda una vida, 32 meses.
Pero estoy bien.
Ella busca a papá más, pero prefiere seguir durmiendo aferrada - literalmente- a mí.
Llora y le basta mi abrazo.
Pero estoy bien.
Lo más extraño es no necesitar la teta para algo. Hace un año o así me preguntaba si sabría ser madre sin mi aliada todopoderosa. Y quizás hace un año no, pero ahora sí.
El embarazo me ha secado el pecho y encendido los pezones. A ella no le apetecía succionar sin apenas recompensa ni le gustaba mis quejas.
Y con un " la teta ya se ha roto", se acabó.
Pero estoy bien.
Hoy hace una semana.
Pero estoy bien.
CLC
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