martes, 28 de septiembre de 2010

¿Yo tenía pareja? ¿yo era delgada?

Paró la recesión, al menos está estancada. Nos hemos dado cuenta a tiempo y estamos utilizando herramientas para corregirla. Ahora queda salir. No solo existe la crisis económica. En mi caso he añadido una más. Mi primera crisis matrimonial.

El otro día tomando café con una amiga, a la que no veía hace siglos, comencé a contarle el bache que había pasado. Parecía que hacía mucho tiempo desde aquello. No fue tanto. Pero, sinceramente, estoy a otras cosas...

Mi marido y yo nos hemos dedicado desde el minuto uno a nuestra niña. No solo física, sino también emocionalmente. Nuestros pensamientos, conversaciones y llamadas telefónicas la tienen a ella como protagonista.

Es cierto que la mayoría de los padres no son así. No asumen su paternidad como una extensión de lo que se conocía propio de la maternidad. Pero me alegra saber que este nuevo tipo de paternidad es cada vez más común. El monopolio de la madre está obsoleto.

Cuantas veces hemos visto esa imagen en que la mamá aparece abrazando al hijo y el papá abrazando a la mamá. Esto es, él se ocupa de la seguridad del tándem madre e hijo.

Creo que esa es la esencia de la familia, no se debe perder. Pero, el día a día, las circunstancias cotidianas, eso, no es esencia. Por tanto veo primordial la presencia del padre, no tanto como mantenedor, sino como parte del proceso de crianza. Capaz de discutir aspectos como la marca idónea de pañales o toallitas. Vamos, la competencia.

Siempre estoy hablando desde el respeto mutuo y el diálogo. La competencia hace mejorar a las partes implicadas. El esfuerzo por buscar lo mejor y dar otros puntos de vista ante una situación, limita un posible bloqueo maternal. Se aligera así la carga que de por sí viene implícita en la maternidad. Aprendemos a relativizar y simplificar.

El problema viene cuando se altera la justa medida.

Los primeros 2 meses de Celia nos dedicamos a marcar nuestro territorio para con nuestra hija. Él como padre no podía permitir que yo le hiciese de menos -corrigiese, pero de un modo poco ortodoxo-, yo como madre no podía permitir que él me dijese lo que tenía que hacer - explicara lo que le pasaba a la niña sin razones de peso-.

No podía evitar sentirme atacada cuando me decía que tenía hambre ante un llanto, puesto que yo soy la que satisfago esa necesidad.
Él no podía evitar sentirse atacado cuando menospreciaba sus opiniones por su falta de información, puesto que el carecía de tiempo con ella.

Y así, con este ambiente, sobrevivimos durante un tiempo. La bomba estalló y pensé seriamente que este sería el fin de nuestra relación.
Pero como dicen: Triunfó el amor. Bueno, más que el amor triunfó nuestro sentido de la responsabilidad. "Celia no puede crecer en este ambiente"

Manuel me enseñó a no tomarme sus aportaciones como ataques. Son sugerencias elaboradas desde su propio sentido común. No piensa que soy mala madre.
Yo le enseñé que el instinto no se puede fabricar desde la razón. Que para que le sintiese implicado debía "escuchar" con el corazón. Por cierto, la implicación del papá durante el embarazo es esencial para su sentir posterior.
Por tanto, ambos conocemos perfectamente nuestros límites. Yo tengo cotas en mi razón. Él tiene acotado el instinto. Y así educaremos a Celia. Sintiendo y razonando.

Poco a poco hemos ido caminando hacia nuestros papeles. Curiosamente los socialmente estipulados, pero haciendolos nuestros. Con nuestras excepciones y aportaciones.

Aún, en nuestro día a día continuamos rectificandonos, pero cuando se sabe donde está el problema, cuando se habla al respecto, todo es mucho más fácil y llevadero.

Todo esto lo hemos hecho por Celia, porque se merece una familia feliz y equilibrada en la que desarrollarse. Nuestro matrimonio está temporalmente estancado. ¡Que no roto! Somos conscientes de ello y sabemos que pronto volveremos a ser los de antes. Todo tiene su proceso natural.


Hace algunas noches, tras un agotador día normal, Celia dormía entre nosotros para poderla consolar más cómodamente ante sus gases, él extendió su brazo por encima de la almohada y me acarició el pelo:

-"Te echo de menos"

Y triunfó el amor.


CLC

PD:¿Yo era delgada?

jueves, 23 de septiembre de 2010

Los mejores inventos de la crianza (Parte I)



He decidido crear este post por dos razones. En primer lugar, no quiero que se me olvide qué es lo que me está ayudando durante los primeros meses de Celia. En segundo lugar, si alguna de las cuatro personas y media que me lee decide pasar por esta "ventura" y no sabe que pedir a las personas que te preguntan ¿qué te hace falta?, aquí tendrá un buen manual. A ver si salimos de la ropa de 0 a 1 mes...

1.- Portabebé: Imprescindibles para hacer vida casi normal sin tener que estar pendiente de escucharle llorar o mirando a la pantallita de vídeo -regalo que aún no he usado-. Tengo 2 tipos:

- Bandolera: Más fácil de colocar que el fular. Ideal para cuando hace calor. Además lo puedes llevar como complemento del carro del bebé. Cuando le apetece mamar y estamos fuera de casa,utilizamos la bandolera para alimentarle discretamente y acunarle después. El tejido es lavable. Se puede utilizar desde que el bebé tiene unos días. Yo comencé a utilizarlo cuando tenía un mes en posición tumbada y ranita. A los tres meses ya comencé a llevarla a la cadera.
Como "contra" le veo que no es un portabebé que vaya a usar el papi ya que su "virilidad" puede quedar en entredicho... quizás cuando nos quitemos los prejuicios otro gallo nos cante. Por otro lado, mi niña ha pesado más de lo que le correspondía para su edad, de modo que llevarla a la cadera cuando el bebé pasa los 8 kilos no me resultaba cómodo. La opción que me queda es a la espalda, pero aún no se "sujeta" lo suficiente. Por ello, queda ya guardada hasta dentro de un par de meses como mínimo.







- Mochila: En mi caso utilicé la de la marca Manduca. Creo que lo mejor que han inventado, sobre todo para los bebés más grandotes. Distribuye perfectamente el peso y la espalda casi ni lo nota. Es fácil la colocación correcta del bebé -la famosa y anatómica forma de M-. Como punto negativo pondría que más incómodo de guardar como alternativa al carrito, ocupa demasiado espacio.




2.- Sacaleches Eléctrico: Es posible que a medida que introduzca alimentación -aunque sea complementaria- mi volumen de leche descienda. Por ello me estoy haciendo con un arsenal de leche en el congelador. Puede que decida también dejar a la niña alguna noche en casa de los abuelos para que mi marido y yo tengamos una primera cita tras el parto. El que tengan mi leche, tanto en casa de mis padres como en casa de mis suegros, me tranquiliza y me da más seguridad si yo falto puntualmente. En mi caso me hice con el "Swing" de Medela y estoy bastante contenta. Congelo en bolsas especiales y no mucha cantidad -60 ml-. Compré días antes de parir uno manual -malísimo por cierto, de Chicco- por si no me subía la leche, ayudar. No lo necesité, pero cuando decidí guardar, a la hora de sacarme era bastante rollo darle a la manivela.
3.-Trona adecuada: Cierto es que la mayoría de tronas no son aptas hasta los 6 meses. Pero hay una trona que considero muy interesante. Polly Magic de Chicco, tiene función de hamaca -sin movimiento, eso sí- y permite su uso desde los 0 hasta los 12 meses. Celia es muy cotilla y le gusta estar a nuestra altura, fue nuestra única solución para comer más o menos tranquilos. Trae un juguete que se cuelga -bastante cutre por cierto-.
4.- Material audiovisual estimulante: Existió cierta polémica con el material de estimulación temprana de Baby Einstein, sobre todo los DVD´s por el supuesto aumento de la capacidad intelectual de los bebés. Esto no es así, en absoluto. Pero hay que tener en cuenta que no deja de ser un efectivo entretenimiento en momentos críticos. Mis duchas duran más de 5 minutos y mis momentos All Bran han recuperado su privacidad. Tras ello, aprovecho la hipnosis de estos DVD´s para repetir en voz alta lo que ahí aparece para que ella vaya asociando imagen-nombre. Creo que puede ser una herramienta útil, siempre y cuando un adulto complemente el aprendizaje. Las sesiones no superan los 30 minutos. Suelo alternarlo con otros métodos, no lo hago a diario.
5.- Música relajante para el coche: A la mayoría de los bebés les encanta el coche, a la mía no. Es más, lo odia. Bueno, lo odiaba, ¡ya es más mayor! Lo único que le serenaba era esta música.
6.- Proyectores luminosos: En este caso no es tan útil para ella como para mí... Por la noche cuando se despierta para la toma, utilizo esa luz. Es suficiente para ver y no despertarse del todo.
7.- Cojín de lactancia: Importantísimo para dormir bien durante el último trimestre del embarazo, pero aún más importante para la espalda durante la lactancia. El mío es grandote y me ha valido también como apoyo de espalda de Celia hasta que es capaz de sentarse por sí misma.
8.- Sacos de semillas: Nada más nacer mi niña, hasta que se ajustó mi producción de leche, las subidas que tenía eran algo dolorosas. El saca leches aliviaba temporalmente, pero luego la subida era mayor. La ducha no siempre apetecía. Los sacos me vinieron fenomenal. Tenía 2, uno para calentar y otro en el congelador. Ponía el caliente sobre mi pecho para aliviar -y una toalla para empapar la leche que salía- y, tras la toma, me ponía el saco frío.
Además, el saco caliente y el olor a lavanda, aliviaba los horribles cólicos que tuvo Celia.
9.- Empapador para cambiador: me refiero a esos empapadores que te ponen en el hospital tras parir. Pues bien, para evitar frotar cada dos por tres el cambiador, utilizo estos empapadores desechables. Los compro grandotes y los voy doblando y desdoblando para darle los máximos usos posibles.
Bueno y hasta aquí publico esta primera tirada de "Grandes Inventos". Supongo que me iré encontrando con más, por lo que lo dejo abierto a la publicación de nuevas partes.
No he hablado de chupetes, ni biberones, ni mordedores, esterilizadores, intercomunicadores, ni mucho menos de libros para 0m. Es mejor no precipitarse a comprar esto -como lo hice yo-:

Celia se lleva a la boca cualquier cosa que no sea "diseñada" para llevarse a la boca, exceptuando el pezón.
Yo solo esterilizo - hirviendo durante 5 minutos- las cosas estrictamente necesarias para su primer uso. Después lo lavo con agua, o agua y jabón. Casi 5 meses y 0 gastroenteritis. Veo esencial el contacto -controlado eso sí- con microbios para hacerse, de forma natural, inmune a ellos.
Confío en que será buena chica cuando duerme en su cunita y no se escapará con las amigas por la ventana, de modo que no me hace falta video vigilarla. Si me necesita, me llama y yo la escucho desde cualquier punto de mi mini-piso de protección oficial.
Como Celia se come todo lo que no sabe ni por donde empezar, pues los libros de bebés también. No les hace ni caso cuando se los muestro y leo, solo quiere comérselos...



Tanto lo que a mí me parece interesante como lo que no, depende de cada bebé. El comprar de todo para que no le falte de nada puede no ser lo más inteligente. Cada bebé es un mundo. Hay que escucharle y te dirá qué le gusta y qué no. Primero conozcamos a nuestros hijos, luego actuemos en consecuencia. Confieso que yo me precipité en ciertos aspectos.

CLC