miércoles, 29 de junio de 2011

Haz caso a tu instinto

Ya, pero el mío es aprensivo hipertrófico.
O si no, por qué iba yo a ver en su primer mes de vida un problema de nistagmo cuando en realidad era un movimiento producto del éxtasis que le ocasiona el enganche de su teta.

Habrá, por otro lado, que preguntarle a mis innumerables golpes en piernas y brazos por (intentar)saltar todo tipo de obstáculos para llegar a ella, hasta descubrir que no se estaba atragantando, solo probaba sonidos nuevos.

Tres o cuatro meses "ago" pasé una mala tarde. Creí que mi niña tenía un grave problema en las piernas porque llevaba unas horas moviéndolas de un modo extraño. La ponía de pie y no daba un paso.Tras un par de movimentos torpes caía al suelo.  Visualmente parecían torcidas, de repente.
Gracias a Dios, hizo caca, y pude comprobar que tras el anterior cambio, NO le subí sus preciosos leotardos naranjas, cosa que SÍ hice con sus lindísimos pantaloncitos verdes.

Pero claro, esto no es nada comparado con hace un par de semanas. Mi niña se moría -por supuesto, eso es lo que me decía mi errático instinto-. Estuvo ingresada, eso sí,  pero sin medicación, sin vigilancia continua por parte de profesionales sanitarios, sin un diagnóstico -como si eso fuese lo grave del tema-. Solo tenía unos valores en sangre alterados. Eso, y su estado de (des)ánimo me tuvieron en jaque dos noches. Al final, sólo era desfallecimiento, no quería comer y le habían sacado mucha sangre, normal que solo necesitase dormir... y su madre, que dice que le quiere, no paraba de tratar de despertarla y mamobligarla.

Tras el alta, nuevos análisis para seguimiento. Y tras los resultados: anemia. Glóbulos rojos pequeños. Sin antecedentes de Talasemia (conocidos).
Y ahora qué...¿elijo pensar que mi niña tiene algún tipo de anemia hemolítica? ¿elijo pensar que se trata de anemia que quedará resuelta en septiembre tras el nuevo control?

Mi cabeza says: tienes que relajarte.
Mi (d)instinto says: ¿y si esta vez no le doy importancia y la tiene? Está rara, pero debe ser por las muelas. Le daré tiempo.
Mi otra cabeza says: si todo nos ha ido bien hasta ahora, teniendo la guardia en alto ¿por qué cambiar?

Así, hasta que el corazón aguante...

CLC

Amniocentésis

Conocemos los riesgos y los acatamos. Hay un 1% de posibilidades de aborto.
No queremos un hijo con problemas.

Lógico, no creo que haya nadie que lo quiera.

Pero, ahora que ha descubierto mi blog, ahora que usted va a ser padre, ahora le voy a hablar directamente.

¿Cómo de cuánto conoce usted los riesgos?  ¿A qué riesgos se refiere? ¿Cuánto es más elevado el riesgo de malformación que el riesgo de aborto? ¿Cree usted que los problemas que puede tener su hijo se reducen a monosomías o trisomías? ¿Qué pasa si nace con otro tipo de discapacidad? ¿Cree que las descartadas son menos dependientes que otras?

En un embarazo sano, lo normal, lo natural es que la naturaleza se ocupe de "descartar" lo inviable. Entiendo perfectamente su postura: "He de pensar también en él". Pero voy a contarle un secreto.
El destino me ha hecho conocer a una maestra de educación especial. Hace poco me dijo esta frase "ellos son muy felices así, los que sufren son los padres" y es cierto. Deben sufrir por ver sus circunstancias, pero ellos no son conscientes de esas circunstancias, al menos, como las vivimos nosotros.

Claro, si un hijo va a depender toda la vida de alguien, es algo que se ha de pensar y madurar. Pero hay que entender que no siempre se podrá controlar.

Esta decisión es tan personal como importante. Se debe, además, estar dispuesto a acatar sus consecuencias, Dios no quiera que las hubiere. Tanto si es causa de pérdida de bebé como si no ha sido suficiente para diagnosticar otra malformación.

Pero es que aun saliendo todo bien, nos queda el parto, que por muy natural y fisiológico que sea, puede haber factores externos o no que afecten a tu bebé.
Y luego, las enfermedades.
Y despues la moto...
Con esto le quiero decir, querido B., que acaba usted de comenzar un camino de no retorno. Que todo puede atentar contra lo que más quiere y que eso puede impedirle disfrutar de lo que ocurre hoy. Y luego recordará borrosamente cada etapa.

Bienvenido a esta ventura. Relájese y disfrute. Yo aún lo estoy intentando.

CLC

viernes, 24 de junio de 2011

Habitación 109

La habitación de las emociones.

En esa misma habitación, donde un día lloré de felicidad mientras te amamantaba, he vuelto a llorar, mientras te amamantaba.

La diferencia no fue solo 13 meses. El motivo no era tenerte en mis brazos. Era la sombra que planeaba en mi cabeza, el dejar de hacerlo.

Miedo, incertidumbre, inseguridad, odio. Emociones nada cristianas -y nada controlables, como buenas emociones-.

Petequias, fiebre, decaimiento, falta de apetito, analítica alterada... buen cóctel para un ingreso inmediato. Suerte que solo ha durado 2 días. 

Lo malo, la próxima semana volveremos a hacerte análisis de sangre para convencernos a todos de que tú estás bien. Y necesito que me convenzas. Por favor, aplícate en esto vale?

Si hubiese sido algo malo malo no te hubiesen  dado el alta, ¿verdad?

Las petequias por el cuerpo han disminuido, incluso, han ido desapareciendo. Pero en la cara han aparecido nuevas. No quiero observarte tanto, creo que tengo yo más problema que tú. Pero no lo puedo evitar.
Tu padre y yo, como buenos primerizos, hemos acumulado tanta tensión que ha derivado en conjuntivitis por mi parte y gastroenteritis por la suya.

Hija, ¡qué cuadro de familia! ¿sigues pensando que has elegido bien?


CLC

jueves, 9 de junio de 2011

Mal día.


Empeñada en fastidiarle todas las comidas. Empeñada en romper su matrimonio. Empeñada en sacar de quicio a su madre.

Y ella, duda si es buena idea dejarle en su diario estos sentimientos negativos que le afloran.

En la cola del supermercado, en el parque, tomando un café. En cualquier situación cotidiana en la que un mínimo de dos madres se reúnen, es habitual hablar de estos momentos. Lo que jamás ha visto, ha sido una manifestación por escrito culpando a una hija de un supuesto fracaso matrimonial. Supongo que eso no es habitual, simplemente, porque esos pensamientos suelen evaporarse en minutos. Pero existen. Pese a que sean consecuencia de un instante de máximo estrés. Existen. Y acaba de aprender que eso también forma parte de su maternidad.

El problema son sus propios prejuicios.

Ella se jacta de llevar a cabo una crianza respetuosa y con apego. Laura Gutman, Rosa Jové, Carlos González, Rebeca Wild. Todo parece tan fácil. Lo difícil parece encabronarse. Pero se desquicia, inevitablemente.
Piensa que, a lo mejor, ella tiene una supernany conductista guardada en su interior y por eso se permite pensar en su hija como si de una tirana se tratara.
Además, sólo es un bebé, sólo uno. ¿Qué hará con dos? Piensa que la energía que ha empleado en su primera hija jamás será igual que la que pueda emplear en el segundo bebé. Y esa energía se queda tan escasa a veces.

Y luego llega el momento "tenían razón". Mis cuatro jinetes del génesis tenían razón.
Ella no entiende que las 6 de la tarde no es hora de comer. Ella quiere merendar, teta y dormir un ratito, acurrucadita a mamá. Y cómo debe dolerle cuando después de haber estado tanto tiempo separadas, mamá prefiere estar sentada en una silla, sin ella encima.

Sólo era sueño. Diez minutos de teta y se durmió. Y mientras se abandona a Morfeo, su madre se abandona a ella. Acaricia su pelo y recuerda lo que jamás olvidó.
Pero hay otros recuerdos más inmediatos, menos bonitos y que permanecen, por suerte, durante menos tiempo. Y esos recuerdos, que pronto borramos, derivan en culpabilidad. Algo más duradera, pero más enmendable.


CLC