lunes, 30 de mayo de 2011

Definitivamente, Mayo es mi mes.

Gracias Esther por estos premios.
Sol brillante y Superación. La verdad es que me llenan de buen rollo y energía.


Pero aún me gusta más tu dedicatoria. Gracias de verdad por ella.
Mis diez premios de Superación van a ir única y exclusivamente para Alba, NUESTRA princesa de 28 semanas. Y los otros diez premios irán para la madre que la parió. Para que se coja uno de estos soles brillantes por cada día regular que pase. Que nada pueda ensombrecer la vida de esos enormes ojos verdes.



CLC

PD: Son mis premios y los reparto como me da la gana.

domingo, 29 de mayo de 2011

Bye bye Huevo


Tras la tourné por las "itis", hemos decidido que la moda del verano será la de las alergias. Concretamente la del huevo.

Leyendo por foros y otras webs de alergia, he llegado a la conclusión de que este tipo de alergia es: un putadón. Tanto para ella, que me fastidia. Como para mí, que me fastidia aún más. Al fin y al cabo ella no sabe lo tremendamente necesario que es un buen helado para combatir el calor, o la gula incluso.

Todavía tenemos que ir a que nos diga el alergólogo -sí, aquel que omitió que si le daba pecho yo también tendría que hacer dieta exenta de huevo- cuán alérgica es.

Todo empezó una fatídica noche, hace un par de semanas. Celia ya había probado la yema de huevo y decidí hacerle una tortilla francesa muy hecha para introducirle la clara. Cuando ví que se le ponía la zona de la boquita colorada, me arrepentí de habérsela dado en tortilla no cocida. Cuando ví que se le hinchaba toda la cara, incluyendo ojos, me arrepentí de habérsela dado.

Gracias a las listas de El Parto es Nuestro, me enteré de que podía estar exponiendo a Celia al huevo a través de la teta. Decidí chapármelas y dejarlas en cuarentena. Complicado. Celia sabe abrir sus "teta bricks" por sí misma. Qué ilusa yo.


No admitió ni un beso ni un arrumaco sustitutivo. Nada podía despistarla de su objetivo. 
Ante este panorama, sólo una noche en vigilia podía reconfortar mi conciencia por haber cenado ensalada con un huevo duro entero.

Ahora, unos días -y unos ratitos libres- después, me he planteado muy seriamente ciertas cosas que antes hubiera calificado como "trascendentales".

No me cabía en la cabeza. Durante el embarazo me cuidé mejor que bien, durante la lactancia más de lo mismo y al introducir alimentos restringí los ya preparados. Utilizo, en la medida de lo posible, siempre lo más fresco y natural. ¿Cómo era posible que Celia tuviese alergia? ¿cómo es posible que las alergias se hayan convertido en una "itis" más en cuánto a la frecuencia de las mismas?

¿Contaminación? ¿Abuso de pesticidas y demás fitosanitarios en nuestra huerta? Puede que Celia ya viniese programada desde mi óvulo.
Y así me sorprendí, barajando como posibilidad lo que antes catalogaba de excentricidad. Tiendas de alimentos biológicos.

Vaya, yo soy, desde hace 11 años, alérgica a una estación -adivinad... tiene muchas flores- y jamás me hubiese planteado modificar mis hábitos alimenticios. Ahora llega la rubia, que no llega a los 13 meses conmigo y soy capaz de dejarme 7 euros en un kilo de tomates. ¡Manda huevos! - nunca mejor dicho-. 

El tema es más serio de lo que parece. No estoy dispuesta a que mis nietos lleguen a tener alergia a las alergias. Pero puede que yo sola no pueda evitarlo. Eso sí, no podré decir que no traté de hacerlo.

CLC





miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Y esto? Pues, por cachonda mental.



Mi querida Cayetana - hablo de ella como si de familia se tratase, estar tan cerca de su maternidad acerca un poquito nuestros lugares de residencia- ha tenido a bien darme mi segundo premio. Automáticamente se lo devolveré, se lo ha ganado como mínimo por la entrada del diccionario de su hijo Ezequiel, aunque no sé si eso se puede -puede que los autores de estos premios me persigan con antorchas para llevarme a quemar a la plaza del pueblo-,  trataré de repartirlo entre aquellos que no tienen -como Robin Hood-, pero no prometo nada.

Bueno, antes de eso, tengo que responder a unas preguntas -7- seré breve, lo prometo.



1- Tics o gestos ajenos que te sacan de quicio. 
 Esos tipos, musculados o no, que cuando se cruzan de brazos, se colocan de modo que sus manos -por la parte interior- abultan sus bíceps por la parte visible... y encima se miran para comprobarlo... arrrggggg!!!!
 
2-Confiesa: cual era tu mote en el colegio/instituto? Cuál es el mote más cruel que has puesto? 
Pues era un juego de letras con mi apellido. Pero era bastante infantil la verdad, nada hiriente.

Nunca he puesto motes crueles, si acaso divertidos... para mí, claro... 

 3- Cuando eras pequeña… qué querías ser de mayor? 
Fácil...RICA!

 
4- Palabrota de cabecera: 
Para ser hetero, siempre tengo el "coño" en la boca.

 
5- Prenda de ropa/modelito absurdo que posees/has poseído y no te pondrías ni muerta?

Un gorro que me hizo mi abuela. Suave sí, pero feo como el solo... Ah! mi hija también tiene esa prenda...

6- Qué te toca las pelotas de tu pareja por mucho que lo quieras? 
El que hable sin saber... bueno eso en general me molesta de todo el mundo...

 
7- Cuál es el regalo más cutre que te han hecho o has hecho? 

Era de una persona muy querida - y mayor-... un frasco de litro de colonia Nenuco!
Diossssss me da hasta vergüenza reconocer haber recibido tal presente.


Y ahora me toca dárselo a 7 blogs:


1º- Lady Vaga, la Diva que Divaga. Ojo, nada recomendable leerla comiendo por el alto riesgo de atragantamiento. Creo que ya tiene este premio, pero se merece más. Buenísima. Y me encanta su forma de ver la adversidad.
2º- A Begoña, cómo no! con las cosas de su niño... y las suyas.
3º- A esa mamá contra corriente.
4º- Im-perfectas
5º- De chupetes y Babas. Porque me encanta la gente con su filosofía.
6º- A mi dulce Elfa. Poco puedo añadir... que se me ve el plumero.
7º- A la portadora de dos angelitos

Si a alguien le he repetido premio, será, sin duda, porque se lo merecía.

CLC.

viernes, 20 de mayo de 2011

Puerperio prolongado.


No sé cuanto dura el puerperio exactamente. Normalmente se habla de puerperio por la cuarentena o algo más. Pero Celia va camino de los 13 meses y aún me siento un poco como aquel mes de mayo del 2010.
Me siento como bien publica Nuria Otero,a través de Criar con el Corazón. Sabiamente, habla del post parto, no puerperio. Desde Celia, siempre viviré en post parto. Es lógico, tras haber parido una vez.

Lo que ocurre es que, normalmente, se utiliza esta palabra para los meses siguientes. Hasta que tu cuerpo consigue imitar al de una persona no embarazada -no el que tenías antes, claro-, hasta que consigues ver sin llorar los anuncios de Ikea o hasta que has superado los cólicos del lactante, en el que la falta de energía fue el común de mis días.
Y sí, puede que esto ya lo haya pasado, pero, lejos de pretender ser la de antes, hay matices raros diferentes, que he adoptado. Sin premeditación.
Manuel me dice que ya no soy la misma. Pero no por ser madre sino por haber aniquilado los rasgos más característicos de mi personalidad. Rasgos como la seguridad o capacidad de decisión. 
Antes, elegía y luego apenas reparaba en las consecuencias si me equivocaba. Ahora, me parece crucial hasta elegir una prenda de ropa. Ahora esas consecuencias parecen catastróficas.
Además, antes un gesto podía provocar una carcajada en mí. Ahora, ese mismo gesto sin duda puede ser el objeto de un intenso e importante debate. 

Ya no paso nada, o casi, por alto. Todo es tremendo. Durante mi puerperio me sentía igual. Todo era un mundo. No quería que tocasen mucho a Celia, veía ataques en sugerencias, notaba rechazo en mi físico, desprecio en mi forma de criar y desvalorización por mis nuevas funciones. Me emocionaba con intensidad ante cualquier muestra de cariño, ya fuera recibida o simplemente visualizada.
Puede que ya no tenga esa imperiosa necesidad de llevar siempre encima a Celia, puede que ya "la comparta"  más, pero todo lo demás, quitándole un poco de zoom, sigue estando ahí.

Casi estoy convencida de que gran parte de este sentimiento es porque mi estado hormonal continúa algo alterado. Puede que, la lactancia prolongada, contribuya a un puerperio prolongado. Pese a que dicen que la lactancia es el remedio para todos los males. 
Que conste, que para mí la lactancia es lo mejor que he hecho desde que tuve a Celia. Pero no controlo si tiene o no implicaciones hormonales al margen de las puramente productoras de leche, placer y apego.

El tema es que, sea o no por ella, mi grado superlativo de sentir sigue ahí. Trece meses después. Y ya no se si esto va a ser para toda la vida. 

No lo veo malo, pero sí algo desconcertante para mi familia. Para mi marido.
Estar constante y excesivamente alerta, atenta a lo que sucede a mi alrededor, puede ser, por instinto necesario para salvaguardar a mi niña, pero debo recordar que mi marido no quiere herirme, no quiere ayudarme. Quiere tener ese 33,3 % que le corresponde. Y yo, debo dejarle, al menos, ganárselo.


CLC

miércoles, 11 de mayo de 2011

Carta de amor

Para tí mi amor, mi dulce creación.

Tú, que llenas mis días de babas y mariposas. Tú que me has hecho envejecer con las arrugas de la felicidad. Tú, que me has mostrado otra faceta de la persona de la que hace años me enamoré.

Tú, que empobreces las palabras de cualquier lengua.

No hay suficientes "te quiero", ni suficientes besos, ni suficientes caricias que cubran una milésima parte de mi sentir hacia tí.
Me has envuelto en la locura del amor puro.

Y ahora yo, ya no sé qué hacer...enferma de amor, quiero ser la protagonista de tus sonrisas y tu heroína en las pesadillas.
¿Me ves? cuando tienes esos sueños malos, cierro fuerte los ojos y entro ahí contigo, te beso y abrazo y te acurruco contra mi pecho. Te llevo a tu lugar, donde nada malo te pasará jamás.
Donde siempre podrás volver.

Y ahora yo, me doy cuenta de que dejo de ser yo. Ya no volveré a ser yo. Ahora somos TÚ y yo. Y lo peor es que no quiero volver a ser yo sin TÚ.

Maravillosa locura. Maravillosos sus ínfimos sinsabores, maravillosos si al final la recompensa eres tú.






CLC

lunes, 2 de mayo de 2011

365 días de besos de leche




Hoy hace un año de tí. De tu olor en mi vida.
Poco puedo decir de lo que has significado para mí, de lo que eres. Hay, a estas alturas, muy poco que añadir.

Mis sentimientos, echando la vista atrás, son de orgullo y profunda admiración por lo que ha caminado Celia. Su desarrollo, pese a ser el de una niña normal, no deja de sorprenderme. Ha aprendido tanto... ¿quién me iba a decir a mí, que ese bebé con corona sanguinolienta, ese bebé que me llevó a experimentar las sensaciones más intensas e inolvidables, se convertiría en esta niña, rubia y risueña que nos enamora a cada segundo?
Y pensar que temí por su desarrollo por las circunstancias de su nacimiento...

También hace un año de otro hecho.

Durante mi embarazo tenía claro que no diría a la gente que estaba de parto hasta que no me asegurase de que me fueran a dejar el tiempo suficiente como para descansar y disfrutar de mi pequeña.
Vaya, quizás el retorno venoso no era del todo correcto y hubo carencias en mi cerebro. Carencias que me hicieron olvidar la clase de padres que tenía.
Si yo soy una leona con mi niña, ellos son los reyes de los leones. Y ese mensaje a las 8:30 de la tarde no fue suficiente como para desalentarles de recorrer 145km en esa misma tarde. Sin saber si me iban a ver o no, ellos vinieron.
Y en efecto, no llegaron en horario de visita. Pero claro, una vez más, eso no fue impedimento.
Siempre me ha impresionado la capacidad de mi padre de conseguir lo que se propone. No había "plan b", hay que entrar y punto.
No se cómo, pero ahí estuvieron. En el pasillo, oyéndome parir. Atentos a los silencios, atentos a la puerta del paritorio. Incluso mi padre se asomó a la puerta y me vió.
Por supuesto que yo no fui consciente hasta que nació Celia.
Cuando se la llevaron y me cosieron, la matrona entró y me dijo que mis padres estaban en el pasillo. Que si quería verles.
A mí me dicen esto unas horas antes de ponerme de parto y monto en cólera. ¿No había dicho yo que no quería ver a nadie hasta que no pasara suficiente tiempo con mi hija y descansando? ¿Acaso no se tenían en cuenta mis deseos?
Pero acababa de pasar el shock más fuerte que jamás hubiese imaginado. Manaba a borbotones mi oxitocina. Y esas palabras me sonaron a cántico celestial. Los necesitaba. Necesitaba su beso, su abrazo, como si yo fuera la niña recién nacida.

Jamás olvidaré sus caras al pasar. A mi padre sólo una vez antes se la había visto así. En ese momento caí en la cuenta. ¡Dios! ¡cómo habrían sufrido!Yo acababa de experimentar el miedo en estado puro por mi hija, recién nacida. Y ellos, acababan de pasar por ello también.
Imaginaba perfectamente su miedo e incertidumbre. Acababa de sentirlo en mis carnes.

Y se acercaron a mí, y yo no pude hacer otra cosa que llorar, agarrando y besando sus manos. Como niña que era en ese momento. Y no quería que se fueran nunca. En ese momento pensé que mi miedo no hubiese sido tal si mi madre hubiese estado también conmigo.

Estuvieron muy poco tiempo, pero el justo para recomponer mi corazón y darme fuerzas. Me trajeron a Celia y yo ya no quería que se marchasen, pero sí, ellos se marcharon, respetando la intimidad de mi nueva familia.

¿No son maravillosos? Ojalá algún día Celia sienta ese orgullo, esa seguridad y ese apego conmigo como el que yo siento por ellos.

Celia me hace sentir capaz. Ellos me hacen sentir segura. Mi marido me hace sentir fuerte. Y este triunvirato es tan importante en mi vida como mi propia independencia. Pero ésta no es posible sin sus tres pilares.

Agradezco al equipo del hospital que tuvieran ese detalle conmigo, todo hay que decirlo.

El día que Celia decidió nacer, mis padres plantaron un rosal. Hoy, sus rosas son las de la foto. Intensas, como ella.


Hoy hace un año de TODO. Un año de Celia, de mi maternidad y de mi consciencia de lo que significa ser hija.


CLC