miércoles, 9 de enero de 2013

Los mejores inventos de la crianza (Parte II)



A propósito de un regalo de reyes majos, he pensado en continuar la saga de inventos de crianza (a mi entender).

Son dos, uno que me va a venir de perlas para mayo y otro que deseo con toda mi alma y que tendrá como resultado un "visazo".

Mi media naranja maternal, vuelve de pensar cuando yo quiero empezar a planteármelo. 
Celia y yo nos "desenganchamos", pero vendrá el bebé... y me volverá a ver con su criptonita al aire... y manando cual río...

El egoísmo puro del miedo a lo desconocido por la dificultad que un tándem entraña y a la posibilidad de lidiar con ella porque no sea capaz de comprender que el bebé es el primero en alimentarse, hace que deba proponerle alternativas que le sean atractivas y que sustituyan la tetada.

Nota: Ese miedo a lidiar con ella no me lo he inventado. Ella me dijo que cuando naciese el bebé ella le daría el biberón. Yo le dije que el bebé tendría que tomar tetita como hizo ella. Y me respondió que no, que las tetitas de mamá son suyas :S. Creo que lo llevo crudo.

Por tanto, mi re-pensante amiga ha dado en el clavo con el regalo que el gordito de rojo ha traído a casa de pequeña Elfa por "equivocación".
Aprovechando esta etapa en que la imitación de las conductas adultas es su pasatiempo favorito, qué mejor que ella dé de mamar a su bebé mientras yo doy de mamar al mío...

- Mi Bebé Glotón: Fantástico. No sabía que la lactancia materna pudiese ser una alternativa al juego de imitación... tanto bibe tanto chupete... pensé que no había espacio para una tetita. Como accesorios trae un "top" con unos imanes con forma de flor que hacen contacto con la boca, perfectamente abierta y posicionada como buen lactante. Entonces comienza la succión. Cuando lo probé ¡casi me sube la leche!
También trae un gorrito y su cuerpo impregnado en un aroma a vida increible.
No hay más accesorios. Igualito que un bebé lactante real.
Tampoco hay cuna...pero hay una buena fotito de colecho. Eso sí, con chupe. Pero este bebito ya tiene muy bien instaurada la lactancia.


El siguiente invento lo he probado, que no poseído. Y tiene que ver con llevar conmigo a mis crías... tal y como siempre he soñado, tal y como entiendo mi maternidad. Tal y como ambas partes estamos más agusto.
 
 - Tonga: ideal para esa fase de "no quiero carro, no quiero andar, quiero brazos" tan interesante y de la que algunas no salimos desde que su criatura nació. Ahora que ella pesa lo suyo y no apetece ir con todo el arsenal para un ratito: carro y manduca, viene de perlas tener este portabebé tan sencillito y que ocupa tan poco. Así,  nuestros brazos, volverán a notar el calentito flujo de sangre, y mi hipolordosis no empeorará.
Además, para este verano, mi pequeño podrá disfrutar - como lo hizo su hermana- del tibio mediterráneo - cortesía del clon natural de su padre-, a lomos de su lozana y puérpera madre.




Y que conste, queridos lectores, que esto lo hago por amor al arte. Nadie me paga nada. Solo que, compartir información, como madre googleadora, es mi pasión. La web de Oh! la luna (Monitos y Risas), es mi debilidad particular, por lo que la pongo porque me da la gana.

Seguiremos informando.

CLC


De las andanzas de una insumisa un poco más pobre




Pues eso, que aqui servidora, haciendo gala de un  inapelable razonamiento -fruto del conocimiento de sus derechos-, rechazó elegantemente la pócima que considera desagradable potencialmente peligrosa para su bebé y para si misma*.

Ante la estupefacción de la matrona y gine - más la gine- tras proponerle una prueba post-pandrial -ella, literalmente preguntó: "¿qué coño es eso?"-, decidí bajar un peldañito más y proponerles - sí, sí, proponerles...el mundo al revés- el control en casa con glucómetro. Y, tras asustarme con sacarme sangre a diario e indicarme que debía hacerlo TODOS los días en TODAS las comidas, durante dos semanas obtuve su venia.

Vítores clamaban en mi mente a la salida de aquella consulta.

En la eco morfológica, volví a toparme con la gine. Como si el espíritu navideño hubiese poseído su cuerpo,  se deshizo en amabilidad y dulzura. Incluso, se permitió el lujo de demostrarme que me recordaba: "¿Ya tenías que empezar con las mediciones de glucosa, verdad?"

Ayer comenzaron las consecuencias de mi decisión... 65 euros entre glucómetro, tiras reactivas y lancetas.
Eso sí da más miedo que la sangre.

Ahora me tocará volverme a quedar embarazada para intentar conseguir que el material alternativo a esa prueba también sea suministrado por la seguridad social - sin ser diabético ni nada-...

CLC