viernes, 30 de abril de 2010

¿Lo siento?


A medida que pasan los días el número de llamadas se multiplica. No sabía que se pudiera descargar tan pronto la batería mi móvil.

Desde mucho antes de cumplir, las llamadas comenzaban a agobiarme - no le quito culpa a mi sobrecarga hormonal- .
- Error 1: dije que mi FPPcalculada no se correspondía con mi FUR, de modo que para mi gente hace dos semanas y media que salí de cuentas...
- Error 2: Comenté una posterior variación de mi FPP que me salió en la última ecografía, parece ser que la niña es grandecita y me lo calcularon automáticamente.
- Error 3: dije mi FPP real.-Este es del que más me arrepiento. Para mi próximo embarazo, estaré de unos 15 días menos.-
- Error 4: no es bueno ser la primera en dar niet@, sobrin@, bizniet@, ... en general, en aportar un infante a la familia. Se idealiza todo demasiado y llega a presionar.

Ahora, estoy en realidad de 40 semanas y 6 días y no paro de disculparme por no saber cuando va a venir mi bebé. Esa es mi sensación. De disculpa. A unos les fastidio las vacaciones o no saben cuando cojerlas, a otros les gustaría "organizarse" para tener un hueco, otros, en cambio, solo quieren verla ya!-¿y yo?-

¿Cómo estás? ¿te notas algo? ¿sabes para cuando puede ser? ¿por qué no te lo programan ya?- ¡¡¡¿¿??!!!-.
Y, siempre me veo respondiendo a las mismas preguntas. Varias veces al día. Y cuando llegan a la última, sabiendo como quiero mi parto... grrrrrr.

Durante todo el embarazo he tenido la sensación de lucha, de ir contracorriente.
En mi entorno, no se suele cuestionar nunca una u otra acción de un profesional. Por eso no pueden asimilar, por ejemplo, que yo no vaya al médico si me noto contracciones -aunque sean irregulares y de diferente intensidad-, para ellos eso es PARTO o, peor, "ALGO" que debe ser descartado. Trato de explicar que quiero evitar una posible intervención innecesaria. Ellos me responden que es para descartar que pase "ALGO" y quedarme tranquila -¡si yo estoy tranquila!-

Nadie escucha su cuerpo, nadie atiende a lo que en realidad la naturaleza manda.

En un par de horas iré a mis segundos monitores. Los primeros fueron un fracaso en cuanto a contracciones, pero fue un lujo escuchar durante 20 minutos los "caballitos galopantes" de mi princesa.
Hoy me harán una ecografía de control y creo que me llevaré mi primer tacto. Era algo que quería evitar por todos los medios, pero, ocurre una cosa, hoy también me programarán el parto. Con lo cual mi princesa tiene fecha máxima para salir por si misma-no más del jueves que viene-. Sé que el tacto es una forma artificial de adelantar el parto. La oxitocina es una forma más artificial de provocarlo.
En una balanza... pesa más el tacto. Por tanto, no me opondré a que se me practique.
De hecho, si un par de días antes de la inducción no he parido, suplicaré una HAMILTON a mi matrona.

Me gustaría evitar la inducción. Ya sabéis.

A ver qué tal se presenta hoy el día. De momento, el móvil se quedará "olvidado" en mi mesita de noche.

CLC.

sábado, 24 de abril de 2010

40 Semanas

Hoy cumplo mis 40 semanas. Tengo las típicas contracciones no dolorosas y mi ya habitual dolor menstrual. Por no hablar de ingles y coxis. Por todo lo demás, nada a destacar.

Albergo unas terribles ganas de ver la carita de mi niña. Y pavor a una inducción. Sé que falta mucho para eso, pero me he estado preparando para un parto como "los de antes" y no soporto la idea de la "oxitocina", de las prisas, del bloqueo.

Esta mañana he recibido un mensaje "he roto la bolsa, me ingresan". Es una amiga que conocí en un foro. No veais como me he alegrado, ella también temía una inducción, de hecho la inducían el lunes, pero ha tenido suerte. Tendrá a su niña entre hoy y mañana, por sí misma.

Tenía la esperanza de que Celia y su niña nacieran el mismo día... creo que va a ser difícil...

En fin, tengo que dar gracias por tener la oportunidad de seguir disfrutando de mi embarazo.
Al menos mi marido está encantado con la barriguita.

CLC.

viernes, 23 de abril de 2010

Fase de Aceptación y Posteriores...


Tocaba revisión del primer trimestre. Llegué a la consulta y, al hacerme la ecografía, me dijo el gine: "es muy chiquitito". Recuerdo bromear hacia mis adentros diciendo: "¿qué se esperaba? tiene 12 semanas".

Continuó pues la exploración y me dijo: "hay que modificar tu fecha de última regla. Ahora tu fecha probable de parto será el 24 de abril. Ahora tiene un tamaño correspondiente a nueve semanas y media."

Ahí si que ya me había terminado de liar: ¡ya no sabía si era yo la madre!

Le vi en la pantalla... me llamó la atención su nariz¡¡se veía muy grande!! Manuel me dijo: "va a salir a tu familia". Sonreí. Me encantó.

Tras la revisión del que yo creía primer trimestre comprendí que mi bebé seguiría conmigo mucho tiempo.
Por tanto acepté la idea de ser madre, pensando que, ya que lo iba a ser, deseaba un hijo sano. Por ello comencé a informarme de qué pruebas me tendrían que hacer para descartar malformaciones.

Así, el día de la ecografía de los "descartes" -la nombro así frívolamente porque es lo que parece, si hay trisomías, monosomías,... embrión fuera, la mayor parte de las veces- ya me fui con la lección aprendida.
Pregunté por la presencia de hueso nasal, pregunté por el límite del pliegue nucal, pregunté por mis resultados del cribado. Me adelanté al ginecólogo y me aseguré de entender todo lo que tenía que entender.

Todo perfecto, mi bebé estaba sano.

Ahora me había hecho a la idea y, aunque no estaba entusiasmada, no quería perderlo.

El miedo a un aborto traté de despistarlo pensando en el mañana. El parto.

Comencé a informarme de todo lo que me esperaba. Además, conté con la incalculable ayuda de una amiga -matrona- bastante "hippie" que me tiró por tierra todo lo que yo asumía para mi parto.
De repente, me ví rechazando todo lo que, por protocolo, estaba fijado en los hospitales.
Me recomendó algunos libros y me dejó otros. Me recomendó derivación de hospital.

Y en pocas semanas me vi leyendo "Embarazo Seguro", husmeando en "elpartoesnuestro.org", leyendo relatos de partos que nada tenían que ver con lo que yo tenía asumido.
Esto me llevó también a interesarme por la lactancia y crianza... y, poco a poco, fui descubriendo un mundo intrigante y maravilloso del que yo quería formar parte.

Ahora ya me sentía preparada para lo que un bebé necesita, ahora contaba con las herramientas, que no son otras que dejar la naturaleza fluir. Sin métodos. Sin handicaps. Sólo necesitaba amar a mi bebé. Y eso, ya lo estaba haciendo.

Parece que cuando se fue el MIEDO llegó el AMOR.

Mi marido se puso como loco cuando se enteró de que Celia era niña. Yo hubiera preferido un niño porque yo siempre había querido un hermano mayor. Pero ella es lo que quiero.

Y aquí estoy, esperando a que venga. Sabiendo lo que quiero para mi parto, posparto, lactancia y crianza, pero, sobre todo, sabiendo que todavía tengo que aprender mucho más.

CLC

Fase de Negación

El otro día escuché en la tele que la mayor parte de los españoles necesita de unas vacaciones para poder quedarse embarazados. Me hizo gracia.

Nosotros fuimos unas "víctimas" de las vacaciones, concretamente, de un hotel sin piscina y suficientemente alejado de la playa como para no ir y volver dos veces al día.


Inconsciente de mí, proseguí mis vacaciones sin privarme de absolutamente una gota de alcohol.
Éran nuestras primeras vacaciones de verano como casados -últimas solos- y fueron geniales.

Una vez en el mundo real me di cuenta de que había "algo" que echaba de menos... pero sabía que iba a venir, tenía ese dolorcillo tan característico. Sólo era cuestion de días. Días que se convirtieron en semana. Semana que no dejé pasar sin hacerme un test de embarazo. Me alivió la única línea de control del resultado.

Pensé que, más relajada, me vendría la regla ipso facto -ilusa-.

A los 10 días de retraso decidí hacerme otro test aprovechando que comía con unas amigas. Mi mayor preocupación era que, si salía positivo, mi marido no se enteraría a la vez que yo. Pero estaba casi convencida de que el resultado iba a ser negativo. Ya me hice un test anterior con suficiente retraso como para que hubiera salido un resultado fiable.
Era un test digital, fui al baño del restaurante y, sin ver el resultado, salí y lo dejé en el centro de la mesa donde íbamos a comer. El tiempo mientras "calculaba" se me hizo eterno.

¿Estaba segura?

Terminó de calcular: "Embarazada 1-2 semanas".

Imposible. Las fechas no me cuadraban. Yo debía estar mínimo de 3 semanas -porque ya había contado desde mi primer día de última regla-. No me lo podía creer, algo no estaba bien...
¿Y mi marido? se enfadaría por haberlo compartido con mis amigas antes que con él...
¿Embarazada? ¡¡qué bueno!! ¡¡ qué mal!! ¡¡qué miedo!!

Compré un biberón en el que metí el test de embarazo y lo dejé en el dormitorio, donde tendría que ir Manuel a cambiarse. No me había dado tiempo a pensar cómo quería dar la noticia y tenía la necesidad de darla ya. No fue lo más original del mundo pero es lo que se me ocurrió.

Cuando llegó y lo vió pensó que era una broma y que el texto que aparecía en el test era una pegatina... vamos, creyó que le estaba esperando para hacérmelo. El gesto de mi cara le sacó de su error. Jamás olvidaré su cara. Estaba pletórico, no tenía miedo, estaba feliz.

Le pregunté: pero ¿estás contento? y me dijo: "Bueno, no lo queríamos tan pronto, pero... ¡vamos a ser papás!"

Ahí me dio el bajón. No estaba preparada. Tener un hijo implicaba renunciar a nuestra libertad. A tener un puesto de trabajo seguro, un lugar de residencia fijo, una vida practicamente encauzada. Y ese no era nuestro caso. Ni de lejos.

Además, tenía que renunciar a nuestras tardes solos y tranquilos viendo la tele, vacaciones a nuestro aire, nuestros extraños horarios de rutinas los fines de semana...

No podía ser. Pero ir a abortar... tampoco. La criatura no tenía culpa de la inconsciencia de sus padres. Además, se había engendrado desde el amor. No lo habíamos buscado, pero sí fue una consecuencia de nuestro amor. Eso, no podía ser malo.

Así, con estos sentimientos tan encontrados me hallé todo el fin de semana... llorando como una Magdalena.

Pasaron los días y mis primeros controles médicos, aún así seguía sin creerme mi nuevo estado. De hecho, me sorpendía imaginando mi propio aborto. Y, lo peor, me sorprendí sonriendo mientras lo "visualizaba". Creo que esta actitud no era más que el reflejo de que, realmente, no era consciente de mi embarazo.

Aún así, me sentía anti-natural por tener esos pensamientos -¿no serían mis deseos reales?-

CLC





Nosotros



Somos una pareja joven, más o menos estable laboralmente y felizmente casada desde hace un año y medio.

Incluyo a mi marido, pese a que soy yo la artíficie de este blog, con la esperanza de que él, algún día, tenga la necesidad de publicar su experiencia en esta aventura de la que también forma parte. Estaría bien contar con los dos puntos de vista.

Estoy embarazada de 39 semanas y 6 días, comienzo algo tarde a explicar todo lo que sentí desde el momento en que quedé embarazada.
Aún así, esta mañana me he levantado diciendo, ¿qué son 9 meses en toda una vida?... nada, un post.

Y en los siguientes post trataré de resumir mi última etapa vivida.

Ésta etapa ha sido la más "extrema" en cuanto a la disparidad e intensidad de sensaciones vividas.
Comenzando desde "lo último que deseo ahora es un hijo", hasta hoy, que lo resumiré en "lo último que deseo es vivir sin mi hija".

Espero poder ordenar todas esas sensaciones y escribirlas de forma clara para que, algún día, Celia pueda releerlas y sentirse identificada cuando llegue su momento.





CLC.