lunes, 22 de julio de 2013

Un adiós como bienvenida


Hace un año y quince días perdía mi segundo embarazo. Mi regalo de aniversario se esfumó antes de terminar el festejo por la noticia.   
   
Mi bebé precioso decidió que no era su momento, pero aún así recuerdo que no había consuelo. La negrura de su marcha tiñó mi alma de sangre.

Le lloré tanto. No quería ningún nuevo embarazo. Quería ese bebé que luchaba contra mis ganas.

Y ese bebé , tan pequeñito, tan sabio, me regaló a Manuel. Su marcha permitió que yo esté ahora porteando a este dulce angelito que llena mis días de amor y serenidad.        

O quizás su alma nunca se fue y quiso demostrarme, de la única forma que podía, que su llegada no la decidía yo.

Sea como fuere, la tormenta dió paso al más hermoso y soleado de los días.

Gracias pequeño Gran Maestro.

Tu madre, 

CLC