viernes, 20 de mayo de 2011

Puerperio prolongado.


No sé cuanto dura el puerperio exactamente. Normalmente se habla de puerperio por la cuarentena o algo más. Pero Celia va camino de los 13 meses y aún me siento un poco como aquel mes de mayo del 2010.
Me siento como bien publica Nuria Otero,a través de Criar con el Corazón. Sabiamente, habla del post parto, no puerperio. Desde Celia, siempre viviré en post parto. Es lógico, tras haber parido una vez.

Lo que ocurre es que, normalmente, se utiliza esta palabra para los meses siguientes. Hasta que tu cuerpo consigue imitar al de una persona no embarazada -no el que tenías antes, claro-, hasta que consigues ver sin llorar los anuncios de Ikea o hasta que has superado los cólicos del lactante, en el que la falta de energía fue el común de mis días.
Y sí, puede que esto ya lo haya pasado, pero, lejos de pretender ser la de antes, hay matices raros diferentes, que he adoptado. Sin premeditación.
Manuel me dice que ya no soy la misma. Pero no por ser madre sino por haber aniquilado los rasgos más característicos de mi personalidad. Rasgos como la seguridad o capacidad de decisión. 
Antes, elegía y luego apenas reparaba en las consecuencias si me equivocaba. Ahora, me parece crucial hasta elegir una prenda de ropa. Ahora esas consecuencias parecen catastróficas.
Además, antes un gesto podía provocar una carcajada en mí. Ahora, ese mismo gesto sin duda puede ser el objeto de un intenso e importante debate. 

Ya no paso nada, o casi, por alto. Todo es tremendo. Durante mi puerperio me sentía igual. Todo era un mundo. No quería que tocasen mucho a Celia, veía ataques en sugerencias, notaba rechazo en mi físico, desprecio en mi forma de criar y desvalorización por mis nuevas funciones. Me emocionaba con intensidad ante cualquier muestra de cariño, ya fuera recibida o simplemente visualizada.
Puede que ya no tenga esa imperiosa necesidad de llevar siempre encima a Celia, puede que ya "la comparta"  más, pero todo lo demás, quitándole un poco de zoom, sigue estando ahí.

Casi estoy convencida de que gran parte de este sentimiento es porque mi estado hormonal continúa algo alterado. Puede que, la lactancia prolongada, contribuya a un puerperio prolongado. Pese a que dicen que la lactancia es el remedio para todos los males. 
Que conste, que para mí la lactancia es lo mejor que he hecho desde que tuve a Celia. Pero no controlo si tiene o no implicaciones hormonales al margen de las puramente productoras de leche, placer y apego.

El tema es que, sea o no por ella, mi grado superlativo de sentir sigue ahí. Trece meses después. Y ya no se si esto va a ser para toda la vida. 

No lo veo malo, pero sí algo desconcertante para mi familia. Para mi marido.
Estar constante y excesivamente alerta, atenta a lo que sucede a mi alrededor, puede ser, por instinto necesario para salvaguardar a mi niña, pero debo recordar que mi marido no quiere herirme, no quiere ayudarme. Quiere tener ese 33,3 % que le corresponde. Y yo, debo dejarle, al menos, ganárselo.


CLC

2 comentarios:

  1. Yo estoy igual guapa...
    Mi lactancia me está manteniendo en ese cuelgue hormonal tan característico...
    Pero bueno tenemos que intentar aligerar un poco el equipaje ¿no? des-dramatizar las cosas porque si no la vida termina haciéndose hasta dura...

    Y yo ya empiezo a echar de menos hasta a la de rojo, que aún no se ha decidido a volver.
    Bueno guapa...¡que en mi blog tienes un premio!
    No sé si ya le tendrías...

    Cayetana
    www.portandootroangelito.com

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  2. Gracias! ahora mismo voy a mirarlo!, es que he estado en un remoto lugar donde internet se escribe con L de LENTO.
    No dudes que no lo tendré... solo tenía uno antes del tuyo...;P

    Un abrazo
    CLC

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