lunes, 16 de julio de 2012

De su decisión, mi gloria.


¿Cuándo le vas a quitar el pañal?
¿Cuánto te ha costado quitarle el pañal?
¿Cada cuánto la pones en el orinal?

Igual que no soporto que mi parto se lo adjudiquen otros, no soporto que me endosen el triunfo/o derrota de la archiconocida "OP".
 
Tenía claro que la he fastidiado con haber hecho tantas monerías para darle de comer... tenía claro, que hay ciertas cosas que deberían nacerle instintivamente, sin que avioncitos cargados de puré lo chafaran.

Este post empecé a escribirlo en mayo. Pero hasta hoy no ha ido al cole sin pañal. No tiene dominio absoluto del tema, pero lo controla bastante.

En mayo intervine -tal y como lo hice un dos de mayo allá por el dos mil diez, cuando le (im)puse su primer pañal-. Conté con su aprobación y culete al aire.
Resultado: doscientos mil pises en una tarde. Consciencia del no pañal, consciencia del pis, consciencia de nuevas posibilidades que antes no tenía. Ahora podía elegir. Pañal o no pañal. 

Y desde mayo, ella me ha pedido e impedido quitar el pañal. Alternativamente. Según quisiese. Incluso, me pedía quitar el pañal y poner para hacer pis. O caca.
Me empezó a avisar del pis cuando salía. Continuó avisando del pís unos segundos antes. Y ahora "mamáááá, me hago pissss, ¡aguanta aguanta!" Ha utilizado el tiempo que ha necesitado. Ha aprendido por sí misma. Yo, solo he estado.

Hemos tenido que lidiar con la guarde: ella nunca se había puesto a hacer pis. Y eso de imponerlo... no lo lleva muy bien. Estuvo un tiempo que no quería ni oir hablar de quitar el pañal.
Pedí que la dejaran ser. Que no la pusiesen aún. Que tenía tiempo. Y se me le respetó bastante.

Llegamos al punto del  pañal en la guarde y no pañal en casa.

Hoy ha ido sin pañal. En realidad me lo propusieron para el próximo lunes, pero he negociado que iría esta semana. Siempre y cuando le pusiesen el pañal si ella lo pedía o si no pedía el pis y se escondía para hacerlo - esas eran las señales de que no estaba cómoda  antes de "caer en la cuenta" de que podía pedirme el pañal de nuevo-

Considero la no imposición de reglas/pautas - y menos en estos aspectos tan puramente fisiológicos- como un gran paso para su autoestima. Para su realización. El premio no se lo doy yo, lo ha conseguido ella. Y ahora lo interioriza como parte de su desarrollo. Como cuando comenzó a andar, a hablar, a comer.

No ha habido pegatinas, ni chuches, ni bragas maravillosas, ni orinales voladores. Sólo el abrazo y sonrisa que correspondía a su cara de satisfacción, de logro. De objetivo conseguido.

CLC



1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho tu manera de entender el proceso. Y no sólo es respetuoso con el niño, además es cómodo para la madre, que no se calienta tanto la cabeza y deja que el niño marque el ritmo. Me gusta, me gusta, jeje.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar