miércoles, 17 de agosto de 2011

Jornadas de Reflexión

Oye, menos da una piedra. Y si las vacaciones me han servido para reflexionar, pues mucho mejor! Conozco a muchos que necesitan más de una vida para hacerlo.

El detonante ha sido el libro... "La crianza feliz" de Rosa Jové. Al fin he podido terminarlo. Su lectura tranquila y consciente me ha abierto los ojos en muchos sentidos.

Comienza avergonzandome. Sí, puede que sea una buena terapia de choque. Si en casa hay respeto, organización y buen ambiente, solo podemos "enseñarle" eso. Pero en casa ha habido tormentas y claros desde casi el día en que nació -bueno, o un poco después-. Cierto es que cada vez los días de sol son más frecuentes, pero el miedo a que ello se convierta en una constante nos hace replantearnos muchas cosas.

No quiero un patriarcado, no ser más que mi hija y no quiero que nadie en mi familia lo sea. Quiero que ella ocupe el puesto que le pertenece. Es una más. Es la última en llegar, eso sí, pero llegó.

Ella siente igual que yo, ríe igual que yo, llora y se enfada. Igual que yo. IGUAL. No hace nada que yo no haga. Cambian las razones y causas que motivan uno u otro comportamiento. Y ahí está la diferencia.
Como es estúpido llorar porque no le dejo bajarse del carro, con lo cómoda que va ahí sin tener que caminar, la trato como "estúpida" porque no sabe "lo que dice". Y que llore, pero yo sé que es lo mejor para ella.
Tenía yo que verme con la que está cayendo en esa mini sauna de cuasilona rojo pasión. Seguro que yo iba mucho más cómoda. Ah! claro, si hace calor ya no es "estúpido" solo me parece estúpido si hay aire acondicionado. Si ella está alucinando con la sección de juguetería del centro comercial y no puede zafarse para poder verlo, eso ya sí es estúpido.
En cambio, escucho atentamente algunas de las cosas que puede decirme mi cliente. Con respeto y tratando de solucionar lo antes posible su problema con la vecina de arriba, que le tiene al borde de la esquizofrenia por los tacones a las 8 de la mañana.
Tendemos a ver "bobadas" en las cosas de niños y no menospreciamos jamás lo que opine otra persona adulta... A mi, personalmente, unos tacones jamás modificarán mi estado de ánimo, pero sí puede hacerlo otras cosas.
Y esa es la primera falta de respeto hacia ellos. Cuando entienda su desasosiego, cuando realmente comprenda cómo se siente, sabré actuar en consecuencia. Como hago con mis clientes.

La forma más común de actuar es la de limpiarse el culo antes de cagar -perdón por lo escatológico, pero es que quería una expresión clara-
Siguiendo con el ejemplo del carro, ¿qué mas da que yo vaya a estar en la juguetería 1 hora buscando un regalo para la hija de una amiga?, mi niña debe estar en el carro porque debe aprender que no siempre puede hacer lo que se quiere. Ella no razona verbalmente conmigo, pero si la dejo en el carro con sus "caramelitos" a la vista, entenderá perfectamente ese pensamiento tan subjetivo transcendental. Debe apretarse el cilicio para aprender.
Durante una de las conversaciones telefónicas matutinas con mi madre, le comenté impresionada cómo Celia había decidido ponerse unos zapatos que en nada iban con lo que llevaba puesto. Traté de disuadirla, le dije que eran más bonitos los otros. Todo en balde, al final, ella se llevó puesta su elección -y jamás pensé que combinara taaan bien el rojo con el naranja -.
Cuando le conté esto a mi madre me dijo que no estaba bien haber "cedido". Le pregunté el porqué y me dijo que ella no siempre debía salirse con la suya ya que luego me costaría más no ceder para otras cosas.
Sobre esto estuve reflexionando mucho tiempo y cada vez tenía más claro que actué correctamente. ¿Qué importancia tienen unos zapatos? ¿en qué repercute esto? ¿acaso se acordará de su victoria en 30 minutos? ¿por qué luchar simplemente para "que me respete"? ¿yo la respeto a ella? ¿no será mejor disuadirla de aquello que realmente tenga importancia, que al fin y al cabo es lo menos frecuente, que estar siempre con la guardia en alto? Con esto además tengo mi propia teoría, cuando tus "no" son la rutina diaria, al final pierde significado para ella. Y se comienza a alzar la voz, a ir por ella, a castigar. 
Malgastamos energías y capacidad de orientarla en las nimiedades cotidianas.
Entonces ¿por qué está tan extendida la idea de la supremacía del adulto sobre el bebé?
Pues también tengo mi teoría,  actuámos así casi porque lo hemos "mamado". Aprovechamos a devolver lo que nos hicieron. De una forma instintiva e inevitable. Cada vez lo tengo más claro, no hay más que preguntar por qué se actúa así para ver que no hay una base que lo avale.
Si hubiese habido más teta y menos teorías conductistas que, estoy segura surgieron por alguna especie de frígida amargada, el arraigo de este tipo de (mal)educación hubiese sido mucho menor.


Ahora, que el papi y yo conocemos un poquito más nuestras debilidades, trabajaremos para superarlas, aunque ello conlleve reconducir la familia a cada segundo. 

CLC

2 comentarios:

  1. como me suena todo lo que dices. ja ,ja... lo hacemos lo mejor que sabemos.
    si tienes un rato te invito a pasarte por mi blog
    maca

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  2. y a quien no le suena? jeje a mi tb y mucho ya lo sabes clc,a veces es difici saber si acertamos en lo que hacemos,si es correcto...cierto es que tb hay que saber escucharlos y darles un `poco de vidilla,una de cal y otra de arena...
    un besito.
    http://conaromaacaserito.blogspot.com/

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