domingo, 25 de septiembre de 2011

Respiras y yo

Por la noche, mientras trato de organizar mi día de mañana y termino de procesar mi día de hoy, es cuando suelo caer en la cuenta de muchas cosas que pasan desapercibidas a la luz del sol. La oscuridad me ilumina. Otra de mis contradicciones.

Caigo en la cuenta de que ya no necesitas una hora para reponerte de nuestra separación matutina. Ya no necesitas tanta teta por la noche, te basta el agua. Aumentan los receptores de tus cariñosos abrazos y tus sinceros besos. Pierdo exclusividad. Ganas independencia. Triunfa la ley de vida.

He estado perdiendo gastando ganando tanto tiempo disfrutándote que, ahora, cuando me levanto a tomar aire, te miro y no puedo hacer otra cosa que pararme antes de volver a sumergirme ¿Eres tú aquel bebé que se agitaba dentro de mí? ¿eres aquella personita frágil y dormilona a la que le bastaba mi teta para llenar su mundo?

¿Cuándo has crecido?

Ha pasado muy poco tiempo y eres una niña completamente diferente a la que nació aquella madrugada. Y más diferente aún  a lo que yo imaginaba mientras te acariciaba en mi barriga. Siempre te imaginaba en mis brazos, mirándome y sintiéndome tu mundo.
Y ahora el mundo me traslada de tu frente a tu lado. Todo es susceptible de ser explorado. Aún necesitas mi mano tranquilizadora ante lo desconocido, pero sé que ello también tiene fecha de caducidad.

Eres una persona que cabalga hacia la niñez con paso seguro y constante. Tremendamente risueña y con las cosas muy claras. Parlanchina. Cariñosa. Independiente. Inteligente. Meticulosa. Inquieta. Pero tu rasgo principal es que te gustan las cosas bien hechas -100% sacado de papá-. Esa mochila debe estar correctamente guardada en la taquilla. Ese pelo del suelo debe estar en la basura. Ese pañal... ya te lo llevas tú si eso...

Así vas poco a poco mostrándonos tu arrolladora personalidad. Y todo empezó esa madrugada, cuando comenzaste a respirar -tomo el título prestado de aquella canción compuesta por Rosana-

Y yo, tan centrada en mi maternidad, debo salir de mí y observar el maravilloso ser en que te estás convirtiendo. Necesito mi tiempo para adaptarme. Llevaba más tiempo soñándote en brazos del que ha pasado sin que los necesites.

Lo peor de todo esto es que me temo que sólo es el principio de tu despegue. Que esto ya no vuelve y que me necesitas de otra forma. Y me llena, a partes iguales, de felicidad y tristeza.
Nuevas maravillosas etapas me esperan y no quiero perdérmelas por la añoranza de la que se va. Pero necesito que un segundo valga por dos -o releerme muchas veces-.

En cualquier caso, quería darte las gracias por comprender mi adaptación y por mostrarme tan contundentemente que debo evolucionar contigo. Por continuar enseñándome a ser madre. Por ser tan buena maestra y alumna.


Te dejo hoy como viniste "ayer",



CLC

3 comentarios:

  1. Me has hecho llorar, tontorrona. Es la entrada más bonita que he leído nunca en un blog. Felicidades (por cierto, tienes algunos premios en el mío y te debo una buena charleta -ando sin tiempo-) Dos besos enormes, uno para ti y otro para Celia.

    ResponderEliminar
  2. Espero que haya sido de tristefelicidad... porque lo sientas como tuyo tambien. ¿Te suena verdad?
    No se si te lo he dicho alguna vez, pero estoy encantada de compartir mi maternidad contigo. Estoy encantada de que compartas tu maternidad conmigo.
    Un abrazo king size!

    CLC

    ResponderEliminar
  3. Of course, baby. Por supuesto que es de "tristefelicidad", por supuesto que me suena y por supuesto que yo sí que estoy encantada de compartir maternidad contigo. Ahora sólo nos falta compartir bimaternidad! ;-)

    ResponderEliminar