domingo, 30 de junio de 2013

Quién merece a quién.


-Si una madre es capaz de hacer eso a sus hijos es que esos hijos no merecen a esa madre.

Qué gratuito es hablar. Qué atrevida la ignorancia. Qué narcisismo el de creer saberlo todo.

Imaginen una mujer y madre que tiene que lidiar con su forma de criar ante la falta de respaldo en la familia. Día a día. Todo se cuestiona. El tiempo no es su aliado para su modo de crianza. 

Imaginen una madre tan respetuosa con el de enfrente que decide pisar sus propios principios para que los otros puedan invadirla tranquilamente.

Imaginen una mujer que decide aparcar su vida profesional para dedicarse en cuerpo y alma a una segunda oportunidad maternal. Para hacerlo a su manera.

Imaginen una madre que vive su primera oportunidad maternal como una lucha constante. Entre lo que cree ella y lo que realmente se hace.

Imaginen que esta madre llega a vivir el aumento de su familia como uno más que la dirija.

Imaginen que su propia madre le recrimina los consejos que da y que para ella no tiene.

Tiene que tragarse su filosofía acatando tratamientos médicos que supuestamente le vienen mejor. Acatando directrices de trabajo para que nadie piense mal. Acatando quejas del mantenimiento de su hogar. Porque todo le es cuestionado y todo es cedido por parte de esta mujer.

Incluso su círculo sabía de su situación y aún así le decíamos lo que tenía que hacer cómo tenía que hacer.
Sabíamos de su profunda tristeza y pospusimos cafés, conversaciones, abrazos. Pospusimos la alegría que ya le habíamos dado antes.

Y nadie tiene la culpa, y todos tenemos la culpa.
El cambio estaba en ella, pero es difícil cuando has aprendido a no defenderte. La preparación profesional, la preparación maternal y el propio instinto queda acallado ante un hecho cuestionado.
Ante un rol que se da por supuesto. Ante un modelo de vida que "debe ser el correcto".

Esa persona es tan pequeña ya, tan pequeñita, que ya cree ser el obstáculo para el buen desarrollo de sus seres más queridos. Y eso es lo que más le duele. Los suyos.

Entonces, por fin lleva al final su decisión, por ellos, sin dudar, sin dejarse pisar. Deja que todo lo que parece estar bien, esté mejor. Así lo siente y así lo hace.

Quizás seamos nosotros, los de este mundo, los que no la mereciésemos.

Ojalá, no haya más madres que no puedan más.

Hasta siempre.

CLC

6 comentarios:

  1. Todo eso, te puede matar.

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  2. Que duras y que ciertas son tus palabras, ojala tengamos la sensibilidad para poder ayudar en lugar de criticar o cuestionar. Ojala que no haya madres que no puedan mas.

    Tania Mtz.

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  3. Cuando alguien cree que lo mejor para los demás es tu ausencia es que los demás no han sabido valorar bien tu presencia, quizá deberíamos aprender a escuchar mejor.

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